Paracelsus
Addictionist
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El estudio, dirigido por Oisin Stronach, de la Universidad de Monash, junto con expertos del Instituto Burnet y la Universidad de Curtin, ofrece un análisis exhaustivo de la mortalidad relacionada con la metanfetamina, revelando una crisis de salud pública compleja y en evolución. El estudio analizó 8.812 muertes relacionadas con la metanfetamina en Australia entre 2001 y 2020, utilizando datos del Sistema Nacional de Información Coronial. Se identificaron varias tendencias críticas:
Aumento de las tasas de mortalidad: El estudio encontró aumentos significativos en las muertes relacionadas con la metanfetamina durante dos períodos clave: 2001-2006 y 2009-2016. En la fase más reciente, de 2017 a 2020, se produjo un ligero descenso, pero la tendencia general sigue siendo preocupante.
Toxicidad no intencionada por drogas: Casi la mitad de las muertes (49,8%) se debieron a la toxicidad no intencional de las drogas, a menudo involucrando metanfetamina combinada con otras sustancias como opioides y benzodiazepinas. El estudio destacó que el aumento de la disponibilidad y el consumo de metanfetamina cristalina de gran pureza contribuyó significativamente a estas muertes.
Autolesiones inten cionadas: Las autolesiones intencionadas, incluidos los suicidios, representaron el 23,3% de las muertes, con un notable aumento de los ahorcamientos durante el periodo comprendido entre 2009 y 2014. Esta tendencia apunta a la intersección de los problemas de salud mental y el consumo de metanfetamina, lo que subraya la necesidad urgente de servicios integrados de salud mental y consumo de sustancias.
Causas naturales y riesgos cardiovasculares: Las muertes por causas naturales, en particular las enfermedades del sistema circulatorio, han seguido aumentando, especialmente entre las personas de 40 y 50 años. El estudio sugiere que el consumo prolongado de metanfetamina puede tener graves efectos a largo plazo sobre la salud cardiovascular, contribuyendo a la mortalidad prematura.
Disparidades demográficas: La investigación también puso de manifiesto disparidades demográficas, que afectaron de forma desproporcionada a los varones y a los individuos de áreas metropolitanas y regionales. La edad media de los fallecidos aumentó de 29 años en 2001 a 44 años en 2022, lo que indica el envejecimiento de la población de consumidores de metanfetamina.
Implicaciones para la salud pública y la política
Las conclusiones de este estudio tienen profundas implicaciones para la política de salud pública en Australia. Las crecientes tasas de muertes relacionadas con la metanfetamina, en particular por toxicidad de la droga y causas naturales, exigen un enfoque polifacético de la reducción de daños y el tratamiento. Los investigadores abogan por:Ampliar los servicios de reducción de daños: El estudio subraya la necesidad de más instalaciones de inyección supervisadas y salas de consumo de drogas en toda Australia. Estas instalaciones podrían desempeñar un papel crucial en la prevención de las muertes por sobredosis y en la conexión de los usuarios con servicios sanitarios vitales.
Detección cardiovascular selectiva: Dado el aumento de las muertes por enfermedades circulatorias, el estudio sugiere la realización de pruebas cardiovasculares tempranas a los consumidores de metanfetamina, sobre todo a los mayores de 40 años, para detectar y tratar las afecciones relacionadas con el corazón antes de que sean mortales.
Servicios integrados de salud mental y consumo de sustancias: El aumento de los suicidios entre consumidores de metanfetamina apunta a la necesidad de una mejor integración de los servicios de salud mental y de tratamiento de la drogadicción. Se necesitan urgentemente estrategias de prevención del suicidio adaptadas a las necesidades específicas de los consumidores de metanfetamina.
Conclusión
Mientras Australia lidia con la actual crisis de la metanfetamina, este estudio proporciona una hoja de ruta crucial para abordar los complejos retos que plantea esta potente droga. Dado que el consumo de metanfetamina sigue evolucionando, los investigadores subrayan la importancia de las intervenciones adaptativas y basadas en pruebas para reducir el devastador impacto sobre las personas y las comunidades.El estudio completo puede consultarse con más detalle en International Journal of Drug Policy.